En las escasas vacaciones que han tocado disfrutar este verano, cuatro días nada más, aprovechamos la escapada a Gran Canaria para hacer nuestra primera incursión en el mundo submarino, el cual consiste en el denominado "bautismo de buceo", en el cual inicialmente haces un pequeño curso teórico-práctico en la orilla explicándote el funcionamiento de todo el equipo, para luego hacer una inmersión de 30-45 minutos donde llegamos a descender a una profundidad de 10 metros, el doble de lo pactado inicialmente.La experiencia fue genial, lo mejor del viaje diría yo, porque la verdad es que la isla me defraudó un poco respecto a lo que me
esperaba de una parte de las conocidas como "islas afortunadas". Además tuvimos otra media hora de snorkel donde pudimos disfrutar más de la variedad anfibia y las bondades del atlántico. Lo que está claro es que en cuanto podamos, seguro que repetimos
