domingo, 12 de septiembre de 2010

La noche en blanco


Todo empezó como una propuesta para ver que lo que se cuece en Madrid. Tras aparcar a la entrada de la capital, nos dirigimos en trasporte público hacia el bullicio- Parecía que la cosa iba a ir bien, pero dos paradas antes de llegar a nuestro destino todos los vagones del metro se llenaron como por arte de magia, un espacio mínimo en el cual respirar y encima tener que soportar los olores que deprenden algunos individuos, hasta tal punto que entre la marabunta se escucho un tímido “a ver si usamos ambipur” como una mera invitación a una ducha diaria.

Una vez desalojados los andenes del metro salimos a la superficie, la cual se encontraba igual de atestada como el subsuelo, no había quien diese un paso. Poco a poco fuimos haciéndonos hueco y conseguimos salir de aquel gentío. Puesto que ya rondaban las 11 de la noche, nos decidimos por una cena “rápida” esperando la cola del cien montaditos de Gran vía, eso si no esperamos a encontrar mesa, por lo que un improvisado pivote de las aceras nos sirvió como tal.

Con el estomago lleno bajamos la calle montera hacia la famosa puerta del sol, donde encontramos propaganda de los espectáculos. Nos hicimos fotos con el madrileño, con caretas con su cara que habían repartido desde el comienzo de la noche, estuvimos viendo parte de la exposición “cosas de 2” un espectáculo entre el juego de luz y sombres y el grafiti. De all

í nos dirigimos hasta la plaza de Cibeles donde tocaban música en directo; un poco de baile antes de dejar los espectáculos de la noche en blanco para dar paso a una noche un poco festiva.

Última parada antes de volver a casa, fue en el famosos barrio de la latina para degustar un granizado de mojito, lastima de terraza, todas las mesas ocupadas… En conclusión, una noche divertida.

Esta fue la ruta que hicimos:

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