El último descubrimiento en comida japonesa se encuentra pleno centro madrileño, en la conocida calle de serrano. Un restaurante donde cuanto menos la decoración llama la atención. Espejos intercalados con cañas de bambú, iluminación que se adapta a cada momento del día, combinando la luz tenue con colores como el rosa y el morado; y lámparas que simulan ser las ramas de un árbol.
Un lugar donde encontrar desde los clásicos platos de arroz o tallarines hasta las últimas novedades en sushi y maki roll.
El servicio es bueno aunque tardan un poco en servir. Los platos principales no son excesivamente grandes, pero son bastante exquisitos; y sobre todo, lo bueno es que de postre te obsequian con una copa de sorbete, me atrevería a decir de cava, pero no estoy del todo segura..Los postres como tal no los probamos, pero los de las mesas de alrededor tenían muy buena pinta.
El precio ronda los 25 euros por perosona con una bebida y sin postre; Pero claro, todo depende de lo exquisito de su paladar.
Pendiente de subir fotos.
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