martes, 12 de octubre de 2010

Aprendices por España: Santander


Es la tierra natal de mi abuela materna y donde he pasado muchos de mis veranos cuando era pequeño, en un pequeño pueblo más cerca de Bilbao que de Santander, pero Cantabria al fin y al cabo, allí ordeñaba vacas, recogía todas las mañanas huevos frescos y me tiraba tardes enteras corriendo entre los prados.

En esta ocasión fuimos sólo tres días y porque no se podía más, pero aprovechamos bien el tiempo; la primera parada fue Castro Urdiales, donde tomamos una cervecita en el puerto para luego ir a Arenillas para probar las famosas "rabas", comimos en Guriezo, pueblo de mi familia para ya por último acercarnos a nuestro destino, Santander.

Si hay alguna ciudad que me guste, esa es Santander, ciudad pequeña y acogedora, playa y montaña en la misma vista y un color predominante, el verde. Es una ciudad para relajarse, disfrutar de su gastronomía, no podéis iros sin probar los sobaos pasiegos o cómo no, sus famosas anchoas.

Estuvimos en el hotel de Puerto Chico, que gracias a mi hermana que trabaja en la cadena de hoteles Vincci, nos salió bastante económico. Fuimos a cenar el primer día a "Casa Marucho" y simplemente deciros que increíble, mientras cenábamos vino un pescador con el pez todavía coleando a ofrecerlo al dueño y evidentemente se quedó, a la vista de todos por si alguno lo quería... y para los que no quieren menú o restaurante siempre tendrán los bares con sus pintxos para comer bien y no dejarse la cartera en el intento. La península de la Magdalena sirve para perderse en el tiempo en el poco espacio de terreno que tiene, el Sardinero con el inconfundible sonido de la gente jugando a "Pala". Os recomendaría la ciudad, pero en esta ocasión la quiero toda para mí, qué le vamos a hacer. Montemayor

No hay comentarios:

Publicar un comentario