sábado, 16 de octubre de 2010

Un pequeño gran regalo.


Santander una ciudad de contrastes, donde hace dos semanas estuvimos en unos de sus lujosos hoteles a las orillas del mar. Con vistas al puerto y a la montaña; Un lugar donde probamos desde leche recién ordeñada y sobaos recién sacados del horno a los privilegios de la alta aristocracia. Allí fue donde me hicieron un fantástico regalo. GRACIAS!!

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